Spondylus - Pututo
 

 
Angel Arcabucero
  Una visión de América  

 

 

Conferencia UB 2011

 

 

 

 

PRESENTACION

En este año 2011, con motivo del centenario del nacimiento de José María Arguedas se programaron en todo el mundo diferentes actividades en honor al escritor, antropólogo, poeta y etnólogo peruano, entre las que se cuenta esta presentación sobre mis interpretaciones pictóricas inspiradas en sus obras. Agradezco a la Sra. Ministro Liliam Ballón de Amézaga, al Sr. Embajador del Perú en Argentina, Sr. Nicolás Lynch, al Agregado Cultural, Sr. Roland Denegri por su gentil invitación; al Rector de la Universidad de Belgrano, Sr. Avelino Porto, a la Universidad Alas Peruanas, y a todos los presentes por su amable atención.

 

La temática anterior de mi pintura eran las casas coloniales antiguas de mi barrio, San Isidro, sus habitantes, el paisaje pampeano, las sierras de Córdoba La Cumbrecita, y los puertos a la orilla del Río de la Plata y de las islas del Delta, pero hace ya una veintena de años, que una querida amiga y vecina, Sonia Romero, me trajo - pensando que me interesaría, y como herencia de Alberto, su marido médico fallecido -, la obra completa de José María Arguedas, que él había adquirido en Cuba.

Este regalo se produjo coincidentemente con el primero de mis numerosos viajes a la Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy, Argentina, y especialmente a Tilcara. Allí, en las montañas del noroeste argentino, conocí el sol radiante de las alturas, el paisaje salvaje envuelto en su aire tan liviano, el gemido del viento por las tardes, los colores increíbles, la música y las festividades de su gente.

Esa fue mi primera 'entrada' en este Nuevo Mundo y luego, mi itinerario me fue acercando a más descubrimientos a través de mis viajes a Perú, Bolivia, Ecuador y México, juntamente con lecturas, visitas a museos, asistiendo a cursos y congresos, participando en las peregrinaciones, y charlas con amigos especialistas en arqueología y antropología, quienes me han guiado y ayudado en la comprensión de estos temas.

 

Así, desde el encuentro con la obra de Arguedas y mis viajes, mi interés artístico se centró en este mundo, a la vez antiguo y nuevo, el mundo de nuestra América profunda, los Andes y el dolor del pueblo indio.

 

El Cronotopo y las 2 obras sobre las que disertaré son el resultado plástico de mi investigación y visualización de los personajes de Arguedas y de las creencias de civilizaciones que aún persisten.



EL CRONOTOPO

Mi Cronotopo es un gran mapa-paisaje que pretende ubicar al espectador en la geografía americana y que abarca en el tiempo desde la prehistoria precolombina hasta nuestros días. Conjuga movimientos cósmicos, míticos, humanos, religiosos, políticos y naturales en el continuo espacio-tiempo de la cosmogonía andina, donde el eterno caminar, el desplazarse a través del ascenso y descenso, desde la desértica costa del mar a los Apus-Wamanis, o a las selvas, tiene su correlato tanto en el mundo físico como en el mundo espiritual.

 

Entre sus principales protagonistas se encuentran:

 

- La naturaleza americana: los Andes gigantescos, los Dioses Montaña, sagrados e indestructibles, la costa del mar Pacífico, las enormes dunas del inclemente desierto, atravesado por los ríos que bajan, por cuyo cauce se puede subir fatigosamente hacia los Andes de la Costa, la Cordillera Oriental, "alta y abrumadora", y la gran selva, el "Hatun yunka".

 

- El Agua: de importancia primordial, llega de las cimas de los Apus reverenciados y se la encuentra en los manantiales, lagos y lagunas altoandinas. Allí moran las sirenas, a las que tanto el músico como el Dansak les dejan, por una noche, sus instrumentos para ser consagrados.

 

- El Mar, la Mamacocha, madre de todas las aguas, también altamente venerada, con las dos corrientes del océano Pacífico, la fría desde el Polo Sur, que al ser empujada por la corriente cálida del norte crea los temibles Niños.

 

- Los puertos de antaño, por donde llegaban y zarpaban intrépidos mercaderes-navegantes prehispánicos con sus balsas cargadas de cobre, plata y textiles para intercambiar y volver con la díada de caracoles sagrados; el Strombus, trompeta y símbolo del mar, y el Spondylus, preanunciador de las lluvias, moneda del Inca y alimento de los dioses.

 

- La música y la danza constituyen parte primordial de la vivencia del hombre andino como un fuerte medio de comunicación y cohesión.

 

- Los principales centros ceremoniales, santuarios y oráculos, prehispánicos y actuales: Desde los templos de Pachacámac en la costa partían los habitantes de variados pueblos para el largo peregrinar, cargados con sus provisiones y mercaderías, subiendo la Escalerayoc, maravilla de ingeniería preinca de casi dos mil escalones, hasta el Santuario del Nevado de Pariacaca a más de 6.000 mts de altura, donde dejarán sus ofrendas, así como actualmente, en las difíciles trepadas por los senderos, se ofrendan en las apachetas hojas de coca y una piedra a la Pachamama.

 

- Indicado por flechas, que recuerdan la serpiente de dos cabezas, figura el Mito Quechua de Huarochirí del siglo XVI, traducido al castellano por Arguedas, en el cual aparecen los dos zorros mágicos que son los que detentan el conocimiento de lo que ocurre en los pueblos de arriba y en los de abajo, además de ser los intermediarios entre los hombres y los dioses.


-El Zorro es venerado en el imaginario indígena por ser una suerte de ánima o fuerza (kamaq) que el poblador andino quisiera tener, junto con su sabiduría, su habilidad y sus cualidades shamánicas. Se lo encuentra representado en el 1arte rupestre, en esculturas de barro y metal, en textiles, en cerámica y, según la arqueoastronomía preincaica, en la Constelación Oscura de la estrella del Zorro Atok' en la Vía Láctea, que ellos llaman el Hatun Mayu, el Gran Río del Cosmos Andino.

 

En el espacio inscripto por el cuadrilátero fucsia, color de la Pachamama, está el centro, el corazón de esta historia: es la región que actualmente, en el Perú, forman los departamentos de Ayacucho, Apurimac y Huancavelica. Es allí, en Andahuaylas donde nace José María Arguedas el 18 de enero de 1911 y donde pasó su infancia, con sus profundas vivencias que le inspiraron la dirección de sus escritos y posiciones de defensa e integración en la política peruana del pueblo indígena, reivindicando como promesa del futuro al mestizaje.

 

Allí también nace y se centra la actividad de los Danzantes de Tijeras, siendo justamente Arguedas quien comenzó la revalorización de esta danza, actualmente reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por su antigüedad y valor simbólico.

 

La obra arguediana está repleta de referencias e incorporaciones de formas culturales orales quechuas, entre ellas, la danza de las tijeras. De aquí que varios de sus personajes realicen acciones similares a las que hacen los bailarines durante esta danza de competencia. Como lo ha observado el propio Arguedas, los danzantes reales representan a los Wamanis - Apus o Aukis -, a los cerros en tanto que divinidades, por cuanto tienen el poder y son los poseedores de las venas de la tierra, ya que los ríos dispensan el agua "que vivifica a la tierra y hace que produzca los alimentos que nutren al ser humano y a todos los seres vivientes que se alimentan unos de otros".

 

EL ZORRO MÚSICO / DANSAK' ATOK'

En 2005 escribí un relato, se creó un sitio web y pinté un cuadro inspirados en las transformaciones del zorro en Dansak' que nos relata José María Arguedas y en los grabados sobre piedra de hace miles de años que representan a cuatro zorros músicos tocando flautas durante una antigua ceremonia para atraer la lluvia.

 

Figuran las parejas de solteros que llegan bailando alegremente, formando una larga fila serpenteante al subir por la montaña; los varones van delante seguidos por las chicas que cantan en coro. Es la danza del ayla, baile erótico de iniciación y rito propiciatorio de fertilidad en honor a los dioses de la Montaña. Es uno de los muchos bailes y fiestas peruanos estudiados por Arguedas, en su libro "Formación de una cultura nacional indoamericana".

 

Como en una evocación, apenas se distingue la imagen del flautista y de su esposa tocando la tinya ó tamborcillo, seres que Arguedas conoció personalmente en Chimbote, donde él mismo vivió veinte años, y que, al ser ciegos, remiten al mito de Huarochirí, por lo que se los incluye en la categoría de personajes mágicos al poder contemplar e interpretar los designios de los dioses.


Luego nos encontramos con la figura principal, el zorro transformado en Dansak' que acaba de despegarse de la roca del cañadón donde se hallaba como petroglifo. Bailarín excepcional, brillante de espejos y cintas y bordados de oro, gira y salta al compás de sus tijeras y de la música del arpa y del violín de su orquesta, que siempre acompaña a cada Dansak'.

 

Por sobre la cabeza del danzante, y debajo de los grabados rupestres, se yergue el Cóndor, el espíritu del Wamani Apu que inspira al Bailarín para transmitir las costumbres andinas a sus descendientes a través de su baile. Así, los zorros recuperan su condición de personajes vivos bajo el impulso de sus sucesores contemporáneos, los danzaqkuna.

 

DON DIEGO / CHIMBOTE

Es en esta obra, inspirada en "El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo", título que decidió poner Arguedas a su novela póstuma, donde, por su temática se encuentra más presente la problemática social de la modernidad.

 

Esta vez nos encontramos geográficamente en la región de abajo, en la costa del Océano Pacífico, estrecho litoral de dunas y desierto, zona calurosa donde, o no llueve o se desatan temporales devastadores; el mar, el emergente puerto industrial pesquero de anchovetas de Chimbote en el Perú, donde la Industria triunfante de la harina de pescado y de la siderúrgica está simbolizada por el Humo Rosado y los miles de migrantes forasteros provenientes de la sierra, de la región de arriba, que se instalan en la pobreza de las barriadas construidas por ellos mismos entre los juncos del lodazal y que, sin embargo, la llaman "La Esperanza". Migrantes explotados por el capital extranjero, agricultores y pastores andinos que renacen como pescadores, cuyo símbolo es el cocho-pelícano hambriento.

 

Los zorros a los que hace referencia el singular título de la obra, son personajes mitológicos, como ya mencionáramos anteriormente, del mito de Huarochirí del siglo XVI, según el cual el mundo consta de una parte de arriba y otra de abajo. Estas dos partes se unen, de vez en cuando, gracias a estos dos zorros que conversan relatándose los pormenores de sus planos respectivos. Ese diálogo entre El zorro de arriba y el zorro de abajo es cabalístico, esotérico, pleno de ingenio y poesía. Arguedas los introduce en su novela, le dan título, y le permiten explicar cómo "la parte de arriba", la sierra peruana, se volcó hacia la costa, "la parte de abajo", en el auge tremendo de Chimbote, el gran puerto pesquero del Perú.

 

Tanto la Luna, cuyas manchas representan a una zorra dentro de ella según un antiguo mito de la costa, como los demás elementos de la naturaleza mencionados en la obra, todos hacen referencia a lo sagrado maravilloso; son fragmentos de la cosmovisión andina, trasplantados, reinterpretados y resignificados en clave moderna, dónde, si el lector tiene la mirada-sentimiento, puede encontrar el mito escondido entre las palabras de la obra de Arguedas.

 

Aquí, Arguedas se sugiere también como otro zorro más, vaticinador y fundador, resaltando la contradicción entre el mundo caótico y degradado de Chimbote y la reafirmación de la esperanza, siendo la ciudad de Chimbote el escenario dónde los zorros continuarán ese diálogo infinito que se inició hace más de dos mil años en Huarochirí.

 

Se inicia así, inesperadamente, un nuevo mito en donde los zorros antiguos deben partir para que los nuevos se encuentren con toda su pasión y furia, transformando una vez más el mundo. Solamente algunos personajes serranos, como el Loco Moncada y don Esteban, pueden ver la figura del enano rojo, representación del zorro mítico. Ellos tienen la posibilidad de poder tener una mirada-sentimiento, de percibir lo sagrado, a condición de ser personajes sufridos y pobres, pero con esperanza.


En el centro de la tela se desarrolla la escena en la oficina del Padre Cardozo, donde, en medio de un grupo de personas, llega el zorro, encarnado en Diego, cuyo rol esta vez es el de emisario que trae el charango -la música- a Maxwell, quien decide quedarse a vivir en La Esperanza en vez de retornar a su país. Es entonces cuando el nuevo ciudadano Diego, el que sabe hablar en cristiano y en indio, "con su gorrito echaba luz al despacho y sobre los retratos del Cristo y del Che", se transforma y danza un baile mágico, con destellos de pluma de colibrí y de pavo real, porque ahora es un Dansak. Y arriba, sobre la luna, el danzante "tomó el color de los trozos del hielo eterno, de las cimas altísimas, que llevan para ofrendas".

 

Arguedas, sabedor de la importancia estratégica que la danza y la música poseen como articulación de ritos y preservación performática de la cultura, tanto en la época de la colonia como en el presente, utiliza el diálogo de los zorros mitológicos y el diálogo bailado de los danzantes para salvar la ruptura entre el siglo XVI y el XX, mostrando la continuidad histórica. Así, los espacios humano, histórico y cósmico encuentran su sentido pleno en el entrecruzamiento con el tiempo mítico, consolidando la cultura de la comunidad como conocimiento.

 

COROLARIO

José María Arguedas es un escritor simbólico-religioso, considerado puente o "bisagra" que integra solidariamente las vertientes primordiales de los dos grandes ejes del universo peruano que coexisten en permanente contradicción y antagonismo, hasta que puedan fusionarse en el crisol definitivo del mestizaje: la vertiente blanca, occidental, castellana, católica y urbana, por un lado; y por otro, la primordial presencia indígena, nativa, quechua, animista y rural-campesina.

 

Es un artista comprometido con su realidad; en sus propias palabras: "Aspirar a una nueva modernidad desde nuestras raíces antiguas con nuestras tradiciones andinas de reciprocidad, comunidad y laboriosidad, que se contraponga al exterminio y postergación de una parte de nuestra población".

 

La intención de todas mis obras relacionadas con las temáticas arguedianas, tanto pictóricas como narrativas o de investigación/divulgación, no pretenden bajo ningún concepto ser un trabajo exhaustivo sobre la obra de José María Arguedas, si no una concepción netamente artística, mediante la unión creativa de distintos elementos inspirados tanto en partes de las obras de Arguedas, lo místico del Arte Rupestre arqueológico, el legado social, la fuerza y destreza de los Dansak', la impresionante geografía de América, y finalmente, el aspecto mítico de la naturaleza con el mundo mágico del habitante andino.

 

MUCHAS GRACIAS POR SU ATENCIÓN

 

 

 

 

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